Hoy en día existen en el mercado infinidad de modelos y marcas de cerraduras, con características muy diferentes pero todas tienen el mismo objetivo, que es evitar que alguien acceda a lugares o cosas que no son de su propiedad.
Las cerraduras existen desde hace miles de años. Existen manuscritos que hacen referencia a su existencia alrededor del año 445 A.C. aunque por otro lado también se tiene constancia de que en el año 2000 A.C. en el antiguo Egipto ya se utilizaban en accesos de salas mortuorias e incluso pirámides. Y es que aunque sea difícil localizar en el tiempo cuando apareció la primera cerradura como tal, lo que si sabemos es que siempre han existido los amigos de lo ajeno. Problemas de seguridad ha habido siempre.
En su origen, la cerraduras estaban construidas íntegramente de madera. Eran mecanismos sencillos pero ingeniosos, grandes y bastos en el diseño, sin embargo el concepto en que se basan y su funcionamiento son los precursores de las actuales cerraduras de cilindro de hoy en día.
Con el tiempo y la experiencia se comenzó a emplear las forjas, ya que los metales ofrecían esa resistencia que un mecanismo de construido íntegramente de madera no podía ofrecer. La especialización del oficio, derivó que los antiguos herreros dieran paso al oficio del cerrajero.
Con el devenir de los siglos llaves y cerraduras para las cortes reales, las iglesias y las catedrales de Europa, donde sobresalieron por la elaboración y la alta y muy detallada ornamentación – a menudo adaptado al tema religioso – empleando muchas veces metales preciosos y decoraciones vistosas.