Atractivas para los ladrones y expuestas a diario al peligro de un robo a mano armada. Una descripción en la que encaja la mayoría de las joyerías.
Tanto así que, en España, el Estado dicta normas de seguridad específicas y obligatorias para estos establecimientos. Tales medidas pretenden ayudar a minimizar el riesgo de robo, en primer lugar; y de reducir los daños en caso de que finalmente ocurra. Seguramente, su tienda ya cumple con las normas específicas del rubro:
- Caja fuerte (apertura retardada; anclada a hormigón armado, si pesa menos de 2 ton)
- Detectores sísmicos en techo, paredes y suelo para alertar los intentos de boquetes
- Puerta blindada
- Cristales blindados en los escaparates, si la mercadería supera los 90 mil euros
- Botones antiatraco
Pero el Ministerio del Interior y comerciantes del ramo sugieren otras medidas complementarias, tanto para la protección individual como de la mercadería.
Protección personal
Por sobre todas las cosas, debe primar, por supuesto, la seguridad física de los empleados y los clientes de la tienda. Pocas situaciones resultan tan estresantes y temibles como enfrentarte cara a cara con un delincuente dispuesto a todo para llevarse un botín en oro o diamantes. Un entrenamiento adecuado del personal debería incluir, por lo menos:
- Convenir un código secreto y discreto – Cuando uno de los empleados sospeche de un visitante, puede pronunciar una frase especial que alerte a los demás. Conviene usar una variante de alguna frase de rutina del local, que no llame la atención de los clientes ni del individuo sospechoso. Por ejemplo, puede preguntar a uno de sus colegas si recuerda si Tal o Cual cliente retiró el anillo de obsequio. Ese empleado entonces tiene una excusa para salir de recinto y transmitir el código a otros empleados.
- Mantener dos empleados a la vista, como mínimo, en todo momento – A un empleado solitario se lo puede intimidar fácilmente con un arma. Pero cuando en el local hay varios empleados, los delincuentes se lo piensan dos veces antes de actuar.
- Dos empleados para cerrar o abrir el local – Si la tienda da a la calle, siempre que sea posible, mientras el dueño o un empleado manipula las cerraduras, otro debe permanecer a buena distancia, con un teléfono celular a mano y atento a los movimientos de vehículos y peatones.
- No resistirse a los atracadores – En caso de robo bajo amenaza, evitar mirar fijamente a los delincuentes. Sin embargo, tratar de memorizar sus rasgos fisonómicos. Tampoco intentar desarmarlos. Obedecer sus órdenes, sin protestar.
Protección del Local
Cámaras de vigilancia que no funcionan, grabaciones de baja calidad que no permiten ver con detalle los rasgos de los delincuentes, mercadería demasiado expuesta…
Las quejas de los efectivos policiales acerca de los defectos de los sistemas de seguridad de las tiendas se repiten una y otra vez. De nada sirve la inversión en seguridad si el equipamiento no funciona como es debido.
Algunas medidas sencillas pueden alcanzar para disuadir a más de un atracador y para minimizar las pérdidas:
- Mostrar sólo un artículo por vez – Para prevenir robos por distracción, en caso de que un cliente insista en ver varios artículos, el empleado puede usarse a sí mismo como modelo. Puede, por ejemplo, mostrar un segundo reloj en su propia muñeca o un anillo alternativo en uno de sus dedos.
- Cámara de vigilancia bien visible – Los delincuentes podrían llevarse las grabaciones de la cámara principal, por lo cual un segundo dispositivo de registro bien escondido es una buena inversión como evidencia y para facilitar la captura.
- Separar la mercadería más valiosa – Si los artículos de mayor valor se encuentran dispersos en varios grupos, disminuye la probabilidad de que el ladrón se los embolse de un manotazo.